Problemas de memoria, dificultad en la concentración y atención y descenso del rendimiento escolar. Depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza, malestar generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc. Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio. Aislamiento social, apatía e introversión. Mantenerse en estado de alerta de manera constante. No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños. Faltar al colegio de forma recurrente. Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos. Conductas de huida y evitación. Negación de los hechos e incongruencias. Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas. Miedo a perder el control o a estar solo. Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc. Amenaza e intento de suicidio.
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